26 de enero de 2011

Nuevo artículo del taller de ecología humana: ¿En la variedad está el gusto?

Decir que en la variedad está el gusto es un mensaje de la cultura patriarcal que confunde el éxito social y sexual con el placer superficial de hacer continuamente cosas variadas y continuar siempre en la misma situación de insatisfacción. Sugiere que hay que buscar placeres aunque sean mediocres y generen cada vez más adicción, como si estuviéramos siempre dependientes y sólo nos motivaran los cambios superficiales que disminuyen nuestras insatisfacciones.

El hedonismo y consumismo actual se basan en esa búsqueda de placer adictivo y algunas personas llegan a creerse que son sólo lo que hacen o lo que tienen, por lo que su vida deja de tener sentido si no pueden seguir haciendo lo que hacían o si pierden algo valioso que tenían. Es un peligro grave reducir nuestra vida a creer que somos como animales o roles programados desde fuera, que sobreviven haciendo cosas para tener placer y teniendo placeres para hacer cosas.

En la Escuela de Ecología decimos que en el gusto está la variedad, que en hacer nada hay un placer de calidad que siempre es novedoso, que al estar en el presente hay un nivel de alegría intensa que transciende el tiempo de reloj, que al descubrirnos como seres humanos únicos hay una satisfacción profunda que nos motiva a supervivir de acuerdo a nuestra naturaleza, buscando realizarnos al máximo de nuestro potencial, a través de todo lo que elegimos hacer o tener en cada momento, aunque a veces no nos guste ni nos dé placer.

Sabemos que Heráclito dijo que todo fluye, pero conviene recordar que también dijo que el fuego es el elemento fundamental del universo. Quizás a la sociedad de consumo pueda interesarle que hayan muchas personas dependientes y motivadas sólo para sobrevivir, desde la parte animal que compartimos con otros seres vivos, pero todos podemos experienciar el fuego de la autoestima que dispara esa tendencia a supervivir y llegar al máximo de nuestra autorrealización como seres humanos creadores y libres para disfrutar todo lo que hacemos o tenemos.

La autoestima y el enamorarse de uno mismo como ser humano permite enamorarnos de otra persona sin dependencias, permite trascender lo que el yo hace o tiene, permite armonizar el amor a uno mismo con el amor al prójimo y el amor a lo sagrado y transcendente. Descubrir el gusto de priorizar al ser humano permite equilibrar el amor eros y los propios deseos, el amor cuidador y los deseos del otro, y el amor agape donde ya no hay diferencias entre uno mismo y el otro.

Cada vez hay más personas con suficiente chispa vital para no depender de placeres superficiales y frustrantes. Urge protegernos de mensajes patriarcales y atrevernos a dar un salto en nuestro nivel de conciencia para disfrutar de realizarnos a través de lo que hacemos o tenemos y sin depender de nada de lo que hacemos o tenemos.

Juan Antonio Saavedra
http://www.ecologiahumana.es/

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